Llega el primero de diciembre y no pueden faltar las luces y los adornos. De inmediato, las memorias corren como los avances de una película y tan pronto suena un aguinaldo en la radio, recordamos a la familia entrar alborotados por la puerta.
El tío que no envejece, la sobrina influencer que lo graba todo, los niños que pelean por el wifi, el sobrino que lleva días durmiendo en el aeropuerto por los viajes cancelados, el adolescente metido en el mundo de sus audífonos y los abuelos que no cambiarían nada de eso, mientras la familia siga unida visitando la casa.
Pero el factor de los inesperados compromisos y decisiones, suelen llegar en algún punto de la vida y es entonces cuando la familia se hace pequeña al encontrar sillas vacías en nuestra mesa.
Abrimos paso a la preocupación de regalar en grande y evitamos el compartir con excusas que se olvidan el primero de enero.
Llenamos el calendario con cientos de actividades, pero nunca subrayamos ese día para compartir en familia. Sin embargo, lo intercambiamos con un “para el próximo año los veo”.
Algunos se aferran a los pleitos familiares donde todos tienen la razón, tomando la distancia como solución. Cargando sobre sus hombros rabia, coraje, desprecio, cambios de humor, falta de sueño, sentimientos que afectan la salud mental.
Autoevaluarse tampoco es tarea fácil, pero muchas veces la aceptación es el primer paso para ver resultados. ¡Porque no hay corajes que duren cien años!
¡Recuperemos el valor de la familia estas fiestas!
Que la llegada de diciembre sea la invitación para regalarnos empatía, abrazos de disculpa, palabras de unión y rescatar el valor de la familia. Expresa tu sentir, valida tus emociones y no dudes en buscar ayuda profesional para que no se pierda la tradición de dar gracias y volver a comenzar.
Los regalos debajo del árbol son bonitos, pero los recuerdos con tus seres queridos duran para toda la vida.
¡Que esta navidad sea una llena de paz, armonía y unión familiar!
APS Health «Cuidando tu mente, cuidamos tu vida».