Las relaciones no saludables son un tema que, muchas veces, tanto hombres como mujeres decidimos ignorar. La mayoría de las veces caemos en el ciclo de complacer a nuestra pareja, dejando de lado nuestra propia felicidad para cumplir sus necesidades y alegrar su vida.
Estas acciones nos llevan a perder nuestra identidad, ignorando las señales que nos indican que estamos en una relación tóxica. A veces, por el miedo al “qué dirán”, preferimos aceptar ofensas, actos o situaciones que nos dañan, por temor a romper con la rutina y terminar la relación.
El Maltrato Psicológico
El maltrato psicológico comienza de manera sutil y gradual. Generalmente, quien lo sufre no se da cuenta del nivel de manipulación al que está siendo sometido.
Tanto así que empezamos a preguntarnos: ¿qué hice mal?, y hasta nos sentimos responsables de todo lo que sucede. Los golpes, los silencios, los insultos o las agresiones verbales duelen y lastiman nuestra autoestima, especialmente cuando provienen de alguien que amamos.
La Doble Cara del Agresor
La persona violenta, frente a los demás, suele ser encantadora, alguien de quien nadie sospecharía nada. Pero todo cambia cuando estás dentro de la relación: esa fachada que mantienen ante amigos o familiares desaparece.
La falta de respeto, el control sobre tus actos, tu espacio y tu tiempo son claras banderas rojas de una relación no saludable.
Es Hora de Decir ¡Basta!
Es momento de sonreír de nuevo. No te quedes en silencio, ni tengas miedo al “qué dirán”. Hablarlo no te hace menos persona que los demás. Conversar con un profesional de la salud es la herramienta perfecta para encontrar soluciones desde otra perspectiva.
Una conversación a tiempo nos ayuda a generar la confianza necesaria para derrotar el miedo y la ansiedad de vivir bajo la acumulación de ofensas. No permitas que la mentira de que “todo está bien” te lleve a tomar decisiones que puedan poner en riesgo tu felicidad o, peor aún, tu vida.
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